Hace mucho tiempo que tengo abandonado mi blog. No se el por qué, no sé ni entiendo el motivo. Tan sólo se que no encontraba el momento de entrar y dejar plasmados por estas páginas los hechos de actualidad y que estan convulsionando a este sufrido y antiguio país, a esta gran nación.
Hoy tampoco tengo ganas de hablar de las últimas noticias, de lo situación general que vivimos, de los avatares y desatinos que día a día nos van sumergiendo a todos en un pozo profundo de desesperanza e incertidumbre.
Hoy he sentido de repente un impulso súbito de entrar, escribir algo sobre cómo me siento y qué sentimientos me embargan. Y es que esta noche me siento especialmente triste, tremendamente hundida y sin esperanza en nada. Siento como si todo mi mundo, mi país, mi gente, se estuvieran disolviendo como azucarillo en agua y siento pavor ante la posibilidad de ver ante mis ojos cómo desaparece todo lo que he querido y quiero, cómo todo aquello en lo que he creído y vivido ha sido una ilusión, una cortina de humo, una mentira en definitiva.
Siento que la gente nos miramos unos a otros con ira, con rabia, como enemigos. Siento que el fantasma de las dos Españas se ha despertado y aunque aún no está en todo su ser, con toda su destructiva fuerza, ha despertado o mejor dicho, la han despertado y los españoles, como en tantas otras ocasiones anteriores en la Historia, están dispuestos a levantar el puño de la ira agradiéndose- como Caín y Abel- unos contra otros hasta el extermino de una de las partes.
No voy a perdonar jamas a aquellos que han conseguido que de nuevo estemos dos Españas, una frente a la otra, una contra otra, una con deseos de ver aniqulada a la otra. Los odios, las venganzas, la división, el sectarismo, la radicalidad, la irracionalidad, se está adueñando de nuestro pueblo y todo ellos gracias a un ser infame, abyecto, cruel y vengativo, llamado Rodriguez Zapatero que, con sus actos de gobierno y su ansias de revanchismo, ha dictado leyes cuyo objetivo ha sido exclusivamente resucitar antiguos odios y rencores.
Cuando los españoles poco a poco estábamos consiguiendo olvidar, habíamos conseguido perdonar y mirar al futuro sin dejarnos la piel en el pasado, ha llegado este malhalado Presidente dispuesto a mantenerse en el poder como cualquier dictadorzuelo sudamericano o africano y si para conseguirlo tiene que ver cómo se enfrentan los españoles, lo verá con la frialdad del odio y con la mentira como arma contra los suyos propios.
Estoy triste, estoy desanimada, estoy con miedo a un futuro al que como horizonte veo, tan solo la cabalgada de los cuatro ginetes del Apocalipsis.
Mañana será otro día. Confío que sea mejor y con otra moral. De momento, buenas noches y hasta mañana, si Dios quiere
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