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QUE SOMOS LOS PEONES NEGROS

viernes, 28 de noviembre de 2008

LOS SOCIALISTAS SE RETRATAN EN LEGAZPIA

Personalmente yo, titularía este artículo de otra forma:mentiras y sectarismo del PSOE. Pero como no soy la autora de este escrito, reproduzco título y contenido-como no podía ser de otra manera-tal cual lo he leído.

Es innecesario hablar de la alcaldesa de Lizarza, representante donde las haya de los valores morales, éticos y políticos. Representante democrática en una zona tomada por la ETA. Representante de los vecinos de ese pueblo vasco, cuando ningún partido de los llamados democráticos quiso o bien a recoger sus actas como concejales electos o directamente, no presentar candidaturas por el pavor que les producen una banda de asesinos que de antemano dueños de esa población.
Regina Otaola que salió elegida Alcaldesa de esa localidad por el PP, porque el miedo, la derrota moral de "compañeros" democráticos, fue la única en acudir a recoger su Acta de concejal electo. Los demás- los "valientes" defensores de las libertades, se escondieron como las ratas en sus cómodos pisos de Bilbao, con sus comidas, coches, secretarias y toda la parafernalia que acompañan a estos sinverguenzas de la política.
La izquierda de siempre, la izquierda del PSOE sigue siendo radical, aunque ahora se revistan con un manto de democracia. La izquierda de siempre, la izquierda del PSOE sigue teniendo el doble mensaje y la doble moral de siempre. Mientras presumen día y noche de superioridad moral frente a la derecha, actúan como lo que son: radicales, sectarios, demagogos y por sus hechos, mentirosos y manipuladores.
Si leéis este artículo de Regila Otaola, sabréis el motivo de mi exposición.


Los socialistas se retratan en Legazpia

27 de Noviembre de 2008 - 11:59:43 - Regina Otaola

Resulta muy difícil confiar en la pretendida voluntad del Gobierno socialista de derrotar a los terroristas con todos los recursos del Estado de Derecho, cuando a estas alturas de curso aún no ha tomado ninguna medida para desalojar a los proetarras de las instituciones democráticas.

Peor aún, es la actitud de los socialistas guipuzcoanos, que van a participar el próximo lunes 1 de diciembre en un Pleno de las Juntas Generales (Parlamento foral) en la localidad de Legazpia, cuyo ayuntamiento gobiernan en minoría 3 miembros de la ilegalizada ANV.

Obviamente, el grupo juntero del PP no acudirá a este Pleno, por varias razones:
En primer lugar, el Ayuntamiento está gobernado por un partido ilegal, ANV, que busca destruir la democracia y legitima el terrorismo nacionalista de ETA. Asistir a una recepción oficial ofrecida por un alcalde batasuno es legitimar una situación política anormal, un gobierno municipal eregido sobre el terror.

En segundo lugar, el resto de grupos políticos parecen olvidar que ANV no ha tenido acceso a la institución foral de las Juntas Generales por sus vínculos estrechos con ETA-Batasuna. ¿Qué sentido tiene que ahora las Juntas pretendan celebrar un Pleno en un Ayuntamiento gobernado por los compañeros proetarras de aquellos?

Al atender a la composición del Ayuntamiento de Legazpia, comprobamos además que de los 13 concejales sólo ¡3! son de ANV, frente a 3 del PNV, 3 de EA, 2 del PSE, 1 de EB y una edil no adscrita. Así de sencillo le resulta a ETA hacerse con "la mayoría" en ayuntamientos vascos, pese a que el resto de los partidos podrían marginar y restringir el acceso al poder de los proetarras. De hecho, la "moción ética" de PNV y PSE presentada después del asesinato de Isaías Carrasco prosperó gracias a la suma de los votos de PNV, EA y PSE (8), partidos que sin embargo rechazaron ir más allá con una moción de censura que hubiera acabado con el gobierno de ETA-Batasuna.

En este punto, resulta del todo inútil argumentar a los nacionalistas que la moción de censura es un mecanismo tan democrático como los demás, máxime en ayuntamientos como Legazpia donde PNV, EA y PSE suman 8 concejales de 13 frente a los 3 de ANV y, por tanto, representan una mayoría absoluta que casi triplica los apoyos de los proetarras en el municipio. En vano también contraponer este respeto casi sagrado a la lista más votada cuando es de ANV, con el escaso decoro que nacionalistas y socialistas han mostrado en toda España para arrebatar numerosos ayuntamientos a las listas más votadas del PP.

De los nacionalistas sólo podemos esperar sus habituales justificaciones para lavar la cara de los que legitiman el terrorismo, porque para ellos ANV es un partido ilegalizado injustamente, y tanto PNV como EA como EB como Aralar presentan la aplicación de la Ley de Partidos como "represión de los derechos políticos de los vascos" porque "no se pueden prohibir ideas", dicen.
Pero lo que no entendemos en el PP es la actitud de los socialistas vascos, porque aún sigue vigente la Ley de Partidos y porque se les llena la boca hablando de la deslegitimación de la violencia, pero luego legitiman a los representantes políticos de los terroristas con su presencia en Legazpia. El movimiento se demuestra andando, y lo cierto es que los socialistas dicen luchar contra el terrorismo pero luego aceptan a los representantes de los terroristas como interlocutores políticos. Nosotros lo que estamos pidiendo todos los días es que sean expulsados de las instituciones democráticas porque las corrompen, las controlan y las usan para apoyar la causa de ETA.

También cabe recordar a los socialistas vascos, que se presentan como alternativa al PNV de Ibarretxe, Egibar y Olano, que ellos son los principales responsables junto al PNV de que ANV siga en ayuntamientos como Legazpia después del asesinato de Isaías Carrasco. Entonces no hicieron lo suficiente para expulsarlos vía moción de censura; no insistieron lo suficiente a partidos como PNV, EA y EB, con los que los socialistas comparten gobierno en diversos municipios y a cuyo Gobierno tripartito de la CAV acaban de aprobar los Presupuestos por cuarto año consecutivo. Ahora, los socialistas van a acudir como corderitos al matadero a que les brinde una recepción y les regale los oídos con un discurso un alcalde que no ha sido capaz de condenar los crímenes de ETA, porque de hecho su función política consiste en justificarlos.

Nosotros, desde luego, no nos vamos a prestar a ello. Nuestra decisión no afecta además a los legazpiarras, porque no se trata de un Pleno municipal donde se debata sobre sus intereses, sino de un Pleno extraordinario a petición de una anterior Corporación municipal. Si acaso, tal vez debiera servir para abrirles los ojos a muchos vecinos, que tienen gobernando en su Ayuntamiento a personas que defienden, apoyan y encubren los crímenes terroristas.
Exactamente igual que en Mondragón, Pasajes, Oyárzun, Hernani...
Esta anomalía es producto de los chanchullos con ETA y la permisividad del Gobierno socialista con sus listas políticas durante las negociaciones del ‘proceso de paz’, pero creíamos acabada esta fase de claudicación. ¿Para cuándo va el Gobierno a disponer la disolución de estos ayuntamientos gobernados por proetarras? ¿Acaso espera reactivar el diálogo con ETA "si se dieran las condiciones" después de las elecciones vascas?

jueves, 27 de noviembre de 2008

A CALZÓN QUITADO

Hoy he encontrado en Libertad Digital, en el blog de Luis del Pino, un artículo suyo que por el interés que merece, lo reproduzco. Así como reproduzco un comentario realizado a dicho artículo por alguien que lo ha leído.

Dice un comentarista al articulo adjunto: Es lo que tiene el 11M:

- Pedir investigar el arma del crimen es inútil, dilatorio y perjudicial.
- Preguntar por la autoría intelectual es insignificante.
- Establecer quienes fueron lo autores materiales es prescindible.
- Explicar como se desarrollaron los hechos carece de interés.
¿Qué tiene el 11M para que haya que comulgar con ruedas de molino como éstas?

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo A calzón quitado26 de Noviembre de 2008

2008 - 19:34:53 - Luis del Pino

Pocos episodios hemos visto en el juicio del 11-M tan escandalosos y tristes como el de los análisis de explosivos. Primero ocultaron los análisis de los focos de explosión de los trenes; luego destruyeron los trenes y las prendas de ropa de las víctimas (?) ; más tarde, entregaron para analizar un puñado de muestras que no contenían ni un gramo de resto analizable, cuando de los trenes se habían extraído toneladas de objetos; después, se apagaron las cámaras misteriosamente el día que aparecieron componentes que no formaban parte de la Goma2-ECO; al final, achacaron la aparición de esos componentes que no cuadran con la versión oficial a mágicas moléculas voladoras que todo lo contaminan, pero sin que nadie sepa explicar cómo.

Las camaras de seguridad de las cinco estaciones de tren, ese dia no tenian cinta para grabar (?), casualmente.Pero, precisamente porque aquella sucesión de ocultaciones, mentiras y manipulaciones terminó convirtiendo en un circo lo que hubiera debido ser una prueba científica, el juez Gómez Bermúdez se tentó mucho la ropa a la hora de escribir su sentencia. Y lo que escribió estaba bien clarito: en Leganés y en el atentado fallido contra las vías del AVE se había usado Goma2-ECO, pero del explosivo de los trenes lo único que la sentencia del 11-M dice es que era una dinamita de tipo goma, sin poder determinar la marca, y que salió, total o parcialmente, de Mina Conchita.

La abogada de Gabriel y Pilar Moris presentó, nada más acabar el juicio, una batería de diligencias para tratar de aclarar qué es realmente lo que estalló en los trenes. Y el juez Pablo Ruz no se ha andado con tantos remilgos como Bermúdez. Después de la friolera de 18 meses, ha contestado a la solicitud de diligencias desestimándolas todas, por ser "inútiles, dilatorias y perjudiciales".
¿Inútiles? ¿En qué sentido puede ser inútil tratar de averiguar, por ejemplo, qué explosivos fabricados desde el año 1999 contienen metenamina, DNT o nitroglicerina, componentes todos ellos aparecidos en diversos análisis de los explosivos del 11-M?
¿Dilatorias? ¿Y eso lo dice el mismo juzgado que tarda 18 meses en contestar a la solicitud de diligencias? Desde luego, si algunos tuvieran la cara un poquitín más dura, podrían partir adoquines con la nariz.
¿Perjudiciales? Como no sea para la carrera profesional de algunos o para el futuro de esta casta político-judicial que nos gobierna, no veo en qué puede ser perjudicial pedir que se aclare qué explosivo se utilizó para asesinar a 192 personas.

Lo único que está claro a estas alturas es que el 11-M sirvió para poner en marcha muchas dinámicas, cuyas consecuencias las estamos viendo desde hace ya casi cinco años. Y está claro que los intereses creados para no averiguar qué pasó el 11-M deben de ser enormes, porque si no, no se explica que tanta gente sea capaz de renunciar a sus principios y a su deber profesional para conseguir, como sea, que se entierre la masacre de Madrid bajo un manto de olvido y de confusión: hay que tapar el 11-M a cualquier precio, lo quieran las víctimas o no.


Y si para eso hay que tergiversar el texto de la sentencia del 11-M, se tergiversa. Y si hay que dejar pasar los meses para que los asuntos se enfríen antes de contestar, pues se dejan pasar. Y si hay que rechazar las investigaciones que las víctimas solicitan, pues se rechazan. Y si hay que mantener secretas las diligencias año tras año, para entorpecer al máximo las investigaciones, pues se mantienen secretas.

Lo único bueno que tiene este enroque de la casta es que resulta tan grosero, tan evidente, tan a calzón quitado, que nadie que no forme parte de la propia casta puede a estas alturas dejar de preguntarse qué narices es lo que hay que tapar en el 11-M para que todo el mundo, jueces incluidos, haya perdido el pudor de semejante forma.

¡! ¿Alguien tiene duda de quien estuvo detrás de esto?

Ahora apostillo yo a ésta última pregunta realizada por L.del Pino: Yo no tengo duda alguna. Pero tampoco tengo pruebas...tiempo al tiempo.

OTRA MUESTRA DE "TOLERANCIA PROGRESISTA"

Pocos días después de que la política Cristiana Almeida expresara abiertamente su deseo de "prender fuego" a libros como los de César Vidal, la no menos peculiar Almudena Grandes acaba de ofrecernos en un artículo en El País otra muestra de ese "respeto y tolerancia" "progresista", del que esta misma escritora ya hiciera gala hace un año y medio al afirmar que cada mañana "fusilaría" a dos o tres voces que le "sacan de quicio".

Así, y a raíz de una frase atribuida a Sor Maravillas –"Déjate enseñar. Déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar. Y serás perfecta"–, nuestra progresista escritora, no sólo se permite tergiversar un llamamiento clerical a la abnegación, a la obediencia y a la contención de la soberbia como si de un "contrato sadomasoquista" se tratara, sino que también se pregunta por el "goce que (la monja) sentiría al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y ¡mmm! sudorosos".

Ignoramos si Almudena Grandes lamenta que la Madre Maravillas sobreviviera a la persecución religiosa en la que fueron torturados y asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas, muchas de ellas, efectivamente, violadas antes de ser asesinadas. Lo que sabemos es que, entre ellas, estaban algunas hermanas carmelitas de Sor Maravillas y que de todo esto Almudena Grandes nada dice, para limitarse a señalar que esta monja "murió en su cama, en 1974".

Desde aquí, y a pesar de nuestras diferencias ideológicas, queremos aplaudir al escritor Antonio Muñoz Molina por la brillante réplica que en El País le ha dado a Grandes, y lamentarnos con él por lo que, en el caso del artículo de Almudena Grandes, consideramos algo todavía más lamentable que un "viejo chiste de monjas violadas".

Por nuestra parte, ni antes ni ahora hemos considerado que la admirable vida de Sor Maravillas tenga que tener reflejo en una placa en el Congreso. Sólo constatamos que algunos de los que se han opuesto a esa concesión, lo han hecho exclusivamente por el hecho de que esta persona era religiosa. A esa intolerancia "laicista" y a Almudena Grandes le recomendamos que vayan en busca de la obra de otros beatos, a la caza y mofa de otras afirmaciones propias de la severidad y sacrificio de la vida monacal o clerical. Con suerte, nuestra progre escritora podrá conseguir, con alguna de ellas, que se derribe la estatua del español Fray Junípero Serra que, con inmensa cruz en mano y en representación del Estado de California, se erige en el National Statuary Hall, en el Capitolio de Washington, sede del poder legislativo de los Estados Unidos de América.
Ya ven. Cosas del "sadomasoquismo puritano".

Editorial LD 26/11/2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA - V

Como fantasmas del 34-36, se presentan como "progresía"


Son como fantasmas del pasado, pero son de ahora, del presente. Son gentes ancladas indefectiblemente en ese pasado que añoran y por el cual darían la vida si pudieran vivirlo de nuevo.

Vivir un pasado lleno de horror, lleno de odio, de ira, de asesinatos indiscriminados, pero es su pasado, por el que justifican su hoy. No pueden evolucionar, son fantasmas, tienen preservativos mentales ideológicos, son como esos zombies que caminan pensando estar vivos aunque el hedor de pudedumbre a carne corrompida les acompañe en su caminar, como muertos que son.

Les gustaría empuñar las armas y comenzar a asesinar a todo discrepante de sus teorias ideologicas como se hizo en zona Republicana, como hicieron los frente populistas. Les gustaría coger teas ardientes y con ellas, quemar libros, bibliotecas, archivos, todo saber del pasado y del presente que se oponga a su concepción de la vida: la revolución cultural china, arrasar hasta dejar tierra quemada que no pueda ser fértil en años, asentar su ideologias extremista de izquierda sobre montañas de cadáveres si de ese modo pudieran conseguir el sueño dorado: la dictadura del proletariado. Sueño tan muerto y corrompido como ellos mismos son, como zombies que son, con hedor asfixiante, maloliente y que se niegan a reconocerse cómo lo que son: muertos, por muy andantes que vayan por la vida.

Hablo hoy de Almudena Grandes, asesina potencial como ella misma se reconoce en palabras dichas hace año y medio en Sevilla:"que cada mañana "fusilaría" a dos o tres voces que le "sacan de quicio", o lo que es igual, dos o tres voces CADA MAÑANA que no comparten su pensamiento político.

Esta sujeta- naturalmente de izquierda, de IU- ha escrito un artículo ¡¡como no¡¡ en el periódico de cabecera de todo izquierdista que se precie, el diario amarillo por excelencia, el periódico El Pais. Como no deseo cansar demasiado con mi opinión sobre gentuza de esta calaña- como antes de ayer hablé de la "otra" nostálgica del frente populismo, la incendiaria Cristina Almeida- dejo que hablen por mi, otros pensamientos, otras personas y me da alegría ver que entre ellos, los tres son de izquierda. Pero de izquierda de verdad, de la izquierda que ha defendido lo que siempre ha dicho defender. Distantes de las Cristinas Almeidas y las Almudenas Grandes y las Bardenes, como pueden estarlo Orion del Sol.

Por cierto y antes de terminar. Ni a Cristina Almeida ni a la tal Almudena Grandes ni a gentes similares, se les ha ocurrido pensar que con quien fuego o balas juega, con fuego o balas pueden resultar quemados o muertos. No puede olvidarse que somos muchos los que SI SABEMOS QUÉ HICISTEIS EN EL PASADO y la auto defensa está recogida como legítima en el Código Penal.

¿Chistes viejos?
ANTONIO MUÑOZ MOLINA 25/11/2008

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En su artículo del 24 de noviembre, Almudena Grandes hace lo que tal vez intente ser una broma acerca de una monja en el Madrid del comienzo de la Guerra Civil: "¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una pandilla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmm!- sudorosos?". ¿Estamos ante la repetición del viejo y querido chiste español sobre el disfrute de las monjas violadas? No hace falta imaginar lo que sintieron, en los meses atroces del principio de la guerra, millares de personas al caer en manos de pandillas de milicianos, armados y casi siempre jóvenes, aunque tal vez no siempre sudorosos.

Basta consultar a historiadores fuera de toda sospecha o -ya que nos preocupa tanto la recuperación de la memoria- recuperar el testimonio de republicanos y socialistas sin tacha que vieron con horror los crímenes que se estaban cometiendo en Madrid al amparo del colapso de la legalidad provocado por el levantamiento militar.

Ni a Manuel Azaña, ni a Indalecio Prieto, ni a Arturo Barea, ni a Julián Zugazagoitia les costó nada imaginar la tragedia de tantas personas asesinadas por esas pandillas no siempre incontroladas que preferían mostrar su coraje sembrando el terror en Madrid en vez de combatiendo al enemigo en la sierra. Casi todos ellos hicieron lo poco que podían por salvar a inocentes: a Juan Negrín no le fue nada fácil evitar que asesinaran a su propio hermano fraile. Y todos ellos sabían el daño que esos crímenes estaban haciendo internacionalmente a la justa causa de un régimen legítimo asaltado por una sublevación sanguinaria e inicua.

Almudena Grandes habla de exiliarse a México: cuando leemos artículos como el suyo y como tantos otros que por un lado o por otro parecen empeñados en revivir las peores intransigencias de otros tiempos, algunas personas nos sentimos cada vez más extrañas en nuestro propio país.


Punto crítico
Almudena Grandes, otra Bardem
Raúl Tristán

La escritora Almudena Grandes demuestra ser otra de esas almas rencorosas, atormentadas por la desaparición de un negro pasado que pretenden volver a instaurar para mayor gloria de sus odios.(Afirmó en Sevilla que cada mañana "fusilaría" a dos o tres voces que le "sacan de quicio", ya que "estamos en un país en el que la derecha española recuerda más a la de la II República que a la del franquismo", donde se vuelve a reclamar el derecho a gobernar "por gracia divina").

Se une así a la caterva de "bardenes" y Cía., que piensan que "toda República pasada fue mejor", cuando los que, desde nuestro republicanismo, condenamos el golpe de estado del 36 y los fatídicos 39 años de dictadura posteriores, somos conscientes de que la verdad, no es la que proclaman estos "rojos de pandereta y farándula", que tanto gustan de los placeres y bondades burguesas. Al menos, estos inteleprogres no podrán tildarme de fascista, declarándome republicano, de laicidad confesa, y condenador convencido del golpe del 36 y del franquismo. Y liberal. ¿Qué responderán, entonces, si les pregunto qué les parecía la II República?, ¿un dechado de virtudes? No nos engañemos. La II República sumió, desde el 34, si no antes, a la nación entera en una crisis de la cual se hacía imposible salir: el PSOE de Largo Caballero ("el Lenin español"), se hallaba tan radicalizado como el Partido Radical de Lerroux y su reaccionarismo. Si a ello sumamos la deriva hacia una extrema derecha representada por Gil Robles (CEDA) o Calvo Sotelo (Bloque Nacional), y una extrema izquierda, que se hacía patente en la división interna de las izquierdas: Besteiro contra Largo, tensiones entre CNT, BOC, UGT, PCE, Alianza Obrera... Planificación de "golpes de Estado" por la izquierda, o eufemísticamente "movimiento revolucionario", tenemos una situación que ya en el 34 se hace insostenible.

Ni derechas ni izquierdas supieron ni quisieron sacar adelante una República madura y con sentido común. Prefirieron enzarzarse en disputas, revoluciones y levantamientos, hasta que lograron su objetivo final: enfrentar a los españoles en las calles, en los pueblos y en las trincheras, como se enfrentaban los políticos de marras en el Parlamento. Unos políticos incompetentes que abocaron al país al enfrentamiento armado.

Y ahora, la señora Grandes escupe odio por su boca, rencor y basura como la que nuestro Presidente del Gobierno inocula en cada español con inquina. Con asesinos en potencia semejantes, ¿qué se puede esperar de la "progresía desilustrada" que nos apabulla y avasalla con sus sandeces, censuras, intervencionismo, amenazas veladas y subvenciones y apoyo a los amigotes? Hala, señora Grandes, que a lo mejor le dan el año que viene, como a la Bardem éste, el Premio de los Derechos Humanos del Ayto. de San Sebastián. ¡Manda... con la progresía intelectualoide!

P.S.:¿dónde está toda esa progresía pacifista ahora, tras unas declaraciones fascistoides, asesinas, criminales, que merecen el mayor de los desprecios y condenas?, ¿dónde las pancartas, las manifestaciones de repulsa? ¿dónde se esconde el talante? Cada mañana fusilaría a dos o tres voces que me sacan de quicio... parece que dijo la demócrata. ¡Qué barbaridad, qué obscenidad, qué atentado contra la razón! Una muestra más de lo que son: intolerantes y dictadores.


Milicianos progresistas

HERMANN TERTSCH
Martes, 25-11-08

¿IMAGINAN el goce que sentiría (la monja -santa para los católicos- Maravillas) al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmmmm!- sudorosos? Eso es lo que se pregunta, textualmente, una escritora del régimen en la contraportada de un periódico que aún se pretende homologable a los productos civilizados de la prensa europea.

No hace setenta años. Fue ayer. Y esa contraportada la leyeron antes de ser publicada los responsables de ese diario. Y no les pareció mal. Tampoco se molestaron cuando la misma autora dijo que todas las mañanas desayunaba con ganas de fusilar a algunos que escriben en otros periódicos. Ni les pareció mal que el historiador irlandés de la zeja, Ian Gibson, confesara su íntima obsesión por poner una bomba en la basílica del Valle de los Caídos. Queda elegantísimo eso de manifestar que se levanta uno con ganas de quemar la iglesia de Los Jerónimos. Y después, un par de fotografías con las momias de las tumbas profanadas y los cristos mutilados al hombro. Fotos para un buen recuerdo. Mejores que la de Carod Rovira y Maragall en Jerusalén con la corona de espinos, que es una foto acomplejada y maricona. Gibson no parará hasta posar con la calavera -supuesta- de García Lorca.

Lo destacable en esta inmundicia es que hemos cruzado ya el Rubicón. A nadie escandaliza que un periódico en España que se dice digno y de calidad publique en su contraportada, desde luego como divertimento, una apología de la violación de una monja, santa o no. Esto el día antes de la muy solemne «jornada internacional contra la violencia de las mujeres», a la que dedican ya páginas y que aprovechan las amigas de la patrona de los milicianos violadores para clamar que todas las chicas son buenas y los maltratadores unos mierdas de derechas. Porque los milicianos que violan a una monja son unos progresistas magníficos que todos debiéramos sentar a nuestra mesa.

Tampoco le ha escandalizado a esta prensa la chica castiza Almeida cuando se ha mostrado partidaria de quemar, no ya el Corte Inglés, que es un buen anunciante, sino los libros que expone y vende y que a ella no le gustan. Tan antifascistas ellos que algunas hoguerillas de letra impresa les parecen mejor que otras.
Pero volvamos a la monja y santa Maravillas. Ha sido imposible poner una placa en honor de esta mujer en el Congreso de los Diputados. Realmente no creo que la necesite, ni ella ni quienes en ella creen. Y habría soliviantado a los socialistas sensibles. Pero volvamos a nuestro país. Al país. Que ayer se hace muy seriamente desde una tribuna privilegiada la siguiente pregunta: ¿Imaginan lo que disfrutaría esa monja si la violara todo un pelotón de aguerridos soldados de nuestra república democrática impecable e impoluta? ¿Se dan Ustedes cuenta qué juerga, para nosotros y para los demás? Todos ellos sudorosos -¡mmmmmmm!- y estupendos luchadores a favor de la democracia y la libertad de todos los seres humanos.
Aquellos hombretones fraternales de la izquierda progresista sólo violaban para hacer favores, nos dice Almudena. Una santa laica más del país que parece añorar que se repita.

Bien. Ahí tienen tres opiniones de tres personas de izquierda y los tres, con el bagaje intelectual suficiente como para no tener que dar explicaciones de quienes se tratan. Por mi parte ya he dado mi opinión. Si mas comentarios...por hoy.

Pasemos ahora al vídeo del día correspondiente a la Memoria Histórica. Como siempre, no es sólo interesante, es de imprescindible visión.





martes, 25 de noviembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA IV

Hoy voy a comenzar mi repaso de memoria histórica con hechos históricos mucho mas recientes, pero no por ello menos clarificativos por semejanzas de políticos del PSOE del los años 35-36 y los no tan antiguos de la actualidad.

¿Semejanzas? Muchas. Como es natural los hechos diferentes y circunstancias diferentes. Pero les une algo que jamás han abandonado ni abandanorán: su absoluta amoralidad cuando se trata de la mentira como forma de hacer política.



En cualquier país medianamente democrático, políticos como los actuales en el gobierno y pasados gobiernos con Felipe González, no sólo no hubieran sido expulsados de la vida política por los votos, sino que estarían sentados en el banquillo de acusados por prevaricación sino por delitos mas graves.


Pero España- ya se sabe- es diferente. Aquí ocurra lo que ocurra nunca pasa nada...si es la izquierda quien lo hace. Y así nos va. Y nos fue. Paro, corrupción generalizada, falta de libertades cada vez mas ostensibles, deriva hacia el totalitarismo- versus zonas nacionalistas- persecución a medios de prensa. En fin, todo un elenco de "cualidades" en la vida política.



Por la importancia que en su día obtuvo el secuestro y tortura de Marey por miembros del GAL, grupo terrorista organizado desde el poder político de la época de Felipe González, os dejo este editorial con la ÚNICA FOTOGRAFÍA obtenida por un fotógrafo del diario El Mundo, fotografía que precisamente se intentó evitar por todos los medios para que no quedara constancia en el futuro de un Felipe González pasando por el pasillo del Tribunal Supremo, para testificar sobre el tema Marey.

Os dejo la fotografía- insisto, la única que existe- y el artículo, para continuar como siempre, con vídeos interesantísimos relacionados- ahora sí- con la memoria histórica de los años de la Guerra Civil.

Tanto la memoria histórica mas reciente, como las mas antigua, tienen un interés indudable. Os animo a leerlas y verlas. Incluso los mas cerriles adictos al PSOE, si le dan una oportunidad a su inteligencia fuera del "rebaño" al que pertenecen ideológicamente, pueden aprender algo importante: Ser libres por fin.




González ante el Supremo: la imagen del estigma

Es una imagen para la Historia. La fotografía de Felipe González transitando por el pasillo de la sala del Tribunal Supremo en la que se juzga el caso Marey, mirando al suelo para no cruzar su mirada con la de los policías procesados, es el retrato de toda una época.

Acudió al final sólo como testigo, sí, pero valió la pena. Da igual que se limitara a repetir lo de siempre, en la vieja línea del «No hay pruebas ni las habrá». Esta vez hubo de hacerlo tras haber prometido ante la más alta instancia judicial española que diría la verdad. Esa promesa, ilustrada con esa fotografía, lo perseguirá por siempre en los libros de la Historia. Tanto más cuanto más tiempo pase, porque las generaciones venideras -ajenas a las servidumbres políticas y mediáticas actuales- no tendrán duda alguna sobre hasta dónde alcanzan las responsabilidades que se derivan de la gestación de los GAL y de sus actos criminales.


Algunos magistrados solícitos quisieron librar a Felipe González del estigma que, según ellos, habría implicado citarlo como imputado en esta causa. No lo han conseguido: ahí tienen la fotografía del estigma.


Por lo demás, el ex presidente del Gobierno demostró una vez más su habilidad en el manejo de afirmaciones de apariencia rotunda y de contenido huero, destinadas a encubrir su firme deseo de no decir nada. Se evidenció tan enérgico a la hora de hacer pronunciamientos genéricos como impreciso a la hora de recordar los hechos. Con todo el aplomo del que es capaz -y reconozcámosle que es capaz de mucho-, González declaró ayer ante el tribunal que juzga el caso Marey que él nunca supo que Amedo y Domínguez cobraran del Ministerio del Interior -aunque haya testimonios que revelan que Juan Alberto Belloch le pidió autorización para dejar de pagarles-.

Tampoco recuerda haber sabido en su día que hubiera una orden internacional de detención contra José Amedo. Le preguntaron si es cierto que habló con Garaikoetxea, por entonces lehendakari del Gobierno vasco, sobre la posibilidad de hacer la guerra sucia a ETA, según afirma éste. Tampoco se acuerda. Le preguntaron si es verdad que le dijo al periodista José Luis Martín Prieto, antes incluso de llegar a la Presidencia del Gobierno, que podía ser buena idea «empezar a atacar a los etarras en Francia», aplicando las técnicas de los escuadrones de la muerte, tan caros a su amigo venezolano Carlos Andrés Pérez. Contestó que es posible que tuviera esa conversación, pero que no la recuerda y que, en todo caso, él siempre ha sido partidario de combatir el terrorismo desde la legalidad. No explicó cómo se las ingeniaba para simultanear la defensa de la guerra sucia y la de la legalidad.


A veces su memoria mejoraba súbitamente. Mostró tenerla, y muy precisa, cuando le evocaron el intento de secuestro del etarra Larretxea Goñi, antecedente inmediato del secuestro de Segundo Marey. En ese punto recordó perfectamente -lo que son las cosas- que Barrionuevo no le informó previamente de esa operación. Y es que él tiene un cariño infinito a Pepe Barrionuevo, pero ha de prever la posibilidad de que resulte condenado. Y quiere cuidarse de salir salpicado. Por eso insistió en que su ministro gozaba de una gran «autonomía de decisión». No da puntada sin hilo.


Siempre dentro de su línea de insinuar sin afirmar, aludió al hecho de que su Gobierno «remató» el plan de la UCD para la reinserción de los miembros de ETA político-militar. Señaló que habría sido un error que su Gobierno hubiera rescatado del olvido los delitos de esos etarras diez años después. Era evidente que trataba de hacer un paralelismo con los GAL y, de paso, reprochar al Gobierno de Aznar que no haya ayudado al archivo de esta causa. Se olvidó de que nadie ha sacado del desván los crímenes de los GAL. Han estado presentes permanentemente. Ya en 1987, Diario 16, aportó las primeras revelaciones sobre la trama. Y casi recién aparecido EL MUNDO, en 1989, este periódico puso a la Justicia en la pista del agente Francisco Paesa, dato que sería decisivo para establecer la conexión entre los GAL y la cúpula del Ministerio del Interior. Si se ha tardado tanto en empezar a juzgar las andanzas de los GAL es, pura y exclusivamente, porque él y sus servidores no han dejado durante todo este tiempo de dificultar la investigación de los hechos.


Insiste en que no se enteró de nada. Si los GAL se hubieran limitado a secuestrar a Marey, resultaría improbable, pero no imposible. Ocurre que actuaron a lo largo de tres años y mataron a 28 personas. Tuvo que enterarse. No era tan incompetente.

Y ahora, como siempre, os dejo vídeos sobre la memoria histórica, historia que no sólo quieren falsear desde la izquierda para "lavarse" en su imagen de lo que hicieron y son. Lavatorio que quieran o no, les va a resultar imposible.
Demasiados asesinatos, demasiados muertos, demasiada gente que sabe "Que hicieron y qué hacen".


lunes, 24 de noviembre de 2008

MEMORIA HISTORICA III

Siguiendo con la memoria histórica, hoy voy a dejar una entrevista a dos personas conocidas, provinientes de la izquierda radical y de las pocas que han sido capaces de hacer una autocrítica de su ideología, de lo que les habían contado y de lo que con el paso del tiempo, vieron y vivieron en primera persona.

Estas dos personas, junto a una decena mas, todos provenientes de esa izquierda, han escrito un libro que está siendo best seller en estos momentos. El libro se llama "Por qué dejé de ser de izquierdas" y en él, por bocas de sus diferentes testimonios, van desgranando los motivos que en principio les llevó a abrazar esa ideología para mas tarde, abandonarla como alma que lleva el diablo.

No quiero extenderme demasiado. Voy a dejar aqui un artículo de Cristina Losada donde, como es natural, describe mucho mejor de lo que pueda hacerlo yo, lo dicho mas arriba.
¿No queréis memoria histórica? Yo tambien. Y ahora es tarde para dar marcha atrás como dice Zapatero. Él ha levantado la caja de Pandora. Que él asuma la responsabilidad que la historia pueda pasarle por haber conseguido que media España esté enfrentada a la otra media, cuando desde hacía 30 años todos- unos y otros- intentábamos pasar página, perdonar y olvidar.

Yo ahora no perdono. Zapatero lo ha conseguido. El fantasma de mi abuelo asesinado por el grave delito de ser creyente católico, exclusivamente por ese terrible motivo, ha vuelto a mi vida y deseo que se haga Justicia con él y sus asesinos paguen sus culpas o al menos, que pidan perdón. Mi abuelo, Zapatero, fue sacado a las 5 de la madrugada de su casa, maniatado y a culetazos en todo su cuerpo, maltratado y vejado, fue subido a un camión junto a decenas mas y llevado a Jaén, al llamado "tren de la muerte". Ese "tren de la muerte" fue la tumba ambulante para centenares de personas sacadas de sus casas en circunstancias iguales o parecidas de sus casa y sin Juicio ni garantías legales de ningún tipo, fueron asesinados por milicianos frente populistas, uno a uno. Cuando el tren llegó a Madrid, ese tren era un cementerio. Y sólo hablo de mi abuelo. Podría hablar de la mitad de mi familia masacrada en circunstancias similares.

Enviado por opinando en 2008-20-10 23:34

Por qué mis amigos no quieren revisar sus ideas sobre la guerra civil
Por Cristina Losada

Cuando leí los primeros libros de Pío Moa sobre la II República y la guerra civil, a las ideas que yo tenía acerca de ambas les pasó lo que a esas momias que llevan milenios en una tumba herméticamente cerrada: se hicieron polvo en cuanto recibieron aire fresco. Impresionada por ello, empecé a correr la voz entre amigos y conocidos que sabía que guardaban momias parecidas en sus armarios. Lo que me encontré casi me impresionó más: una resistencia total a contrastar sus ideas con otras que las impugnaban. Y eso a pesar de que éstas provenían de alguien que por haber sido de la familia y haberse destacado en la glorificada lucha antifranquista, debía de tener a sus ojos, como los había tenido a los míos, un plus de credibilidad. Pues ni por esas. No es que no quisieran desprenderse de sus benditas reliquias, cosa comprensible y que no debe hacerse a la ligera; es que no querían ni echarles un nuevo vistazo.
Sus ideas sobre la guerra las guardaban, como frágiles restos arqueológicos, bajo un blindaje intelectual y emocional que mis someros resúmenes de las tesis de Moa y los artículos de éste que les enviaba a modo de cebo, no lograban traspasar. La mayoría respondió con el silencio. ¿No conseguía despertar su interés o no tenían ningún interés? Claro que el silencio casi era preferible a algunas reacciones. Las típicamente sectarias, como: “Este señor (por Moa) debe ser de extrema derecha”; es decir, la identificación del disidente con el enemigo, de pura cepa estaliniana. La falsa neutralidad: “No quiero entrar en polémicas”, para recomendarme acto seguido “Soldados de Salamina” como modelo de aproximación ecuánime a la guerra. Y la frívola descalificación: “Está loco”, lanzada por quien no había leído nada del así diagnosticado, pero había oído campanas.
Cuando las campanas fueron campanazo, cuando el diario El País, velando siempre por el bienestar de su feligresía, puso las obras de Moa en su Índice de lecturas no recomendadas, la frase fue: “Está muy desacreditado”. Por entonces aún pensaba yo que en la izquierda, salvo en las fortalezas partidarias y en los reductos estalinistas, el sentido crítico no se cultivaba sólo de boquilla y se intentaba mirar el derecho y el revés de las cosas. Pero ahí estaban unas personas que creían poseer aquel sentido en grado sumo, resistiéndose a la crítica y renunciando a hacerse una opinión personal sobre un asunto importante para ellas. Como lamelibranquios en apuros, echaban el cierre y allá vinieran olas y mareas que les daba igual; ya se encargarían otros de filtrar todo aquello y de demostrar que era basura, como barruntaban.


Y así fue, pues en cuanto a Moa lo entrevistaron en televisión y el PSOE e Izquierda Unida tuvieron la ocurrencia de quejarse, los guardamentes de la familia, tal vez aguijoneados por la espectacular acogida del público a Los mitos de la guerra civil [1], rompieron el silencio con el que habían fulminado hasta entonces las obras del historiador.
Habló el oráculo por la pluma de Javier Tusell, y ya mis conocidos y amigos supieron lo que debían pensar: los “historiadores serios” habían llegado en su día a un consenso sobre la República y la guerra civil, y aquel iconoclasta de Moa había osado perturbarlo cuando además no formaba parte de la curia académica, cuando no era, ¡horror!, sino un amateur[2].Es decir, que mis amigos aceptaban un juicio, exabrupto clasista incluido, según el cual, los hechos históricos admiten interpretaciones hasta que se llega a un consenso, y luego se cierra la ventanilla.
Era la negación misma del espíritu crítico y del proceso del conocimiento. En la historiografía y en todo lo demás. Con la mentalidad de un Tusell, y de los que luego abundaron en su criterio, el hombre posiblemente no hubiera llegado al Paleolítico. Pero mis conocidos se embaularon aquel reaccionario dictamen, que les permitía seguir refugiados en su caparazón. Caí entonces en la cuenta de que hasta en los más heterodoxos pastos de la izquierda la proclamada voluntad crítica y autocrítica no pasaba de huera retórica, y que esa retórica cumplía una curiosa función: la de reforzar la inmunidad frente al virus de la crítica. Y aquellas defensas se activaban para proteger una idea de la guerra civil, la cual, sesenta y muchos años después de su estallido y al cabo de veintitantos de democracia, debía considerarse como un episodio histórico más, sujeto a investigaciones e interpretaciones cuya calidad tendría que juzgarse por su concordancia con los hechos y su capacidad para explicarlos, y no porque reconfortaran y satisficieran emocionalmente o corroboraran las inclinaciones políticas de cada cual.

Aquella reacción visceral no podía atribuirse a que sus familias hubieran sufrido la represión del bando franquista, pues muy pocos había en ese caso. Su reacción nacía de otros manantiales, aunque conducía al mismo estanque en el que nadaban, más comprensiblemente, los que habían sufrido heridas: el de un pasado mítico, un pasado que no se permite que quede atrás, que se quiere siempre presente. Un pasado que al no aceptar que sea historia, de vocación objetiva, y perpetuarlo como memoria, de raíz subjetiva, no era lícito revisar. Pero ¿qué pescaban en aquellas aguas inmóviles? Algo debían de sacar de allí, que era importante. No se aferra uno a una idea del pasado si ésta no tiene trascendencia para el presente. ¿A qué venía si no, tanta resistencia? ¿Por qué era intocable aquella versión que daban por cierta? ¿Era que la duda, roedor incómodo e insaciable, podía acabar no sólo con esa creencia, sino también con otras, tal vez con las vigas maestras y con la casa entera?


La narración narcisista

Los que hemos pertenecido a la familia sabemos por experiencia que la guerra civil es la gran epopeya de la izquierda española. Tal como ha querido contársela y contarla, es la “narración narcisista”[3] con la que la izquierda ha construido su imagen. La identidad de pueblos y grupos, y de los individuos que se consideran parte de ellos, se nutre de esos cuentos del pasado, que son de enorme resistencia al cambio y a la verdad histórica. No es conveniente ni agradable dejar de ser el “bueno” de la historia. Y aún lo es menos que otro deje de ser el “malo”, lo que significa perder el papel de “víctima”. Así que suele negarse cuanto contradiga esas narraciones, y se procura vestirlas con los hábitos de la Historia, para lo cual nunca faltan voluntarios y mercenarios.

La versión de la guerra civil que maneja la izquierda es de un narcisismo esplendoroso. Si, como dice, el conflicto fue provocado por una derecha fascista ante la amenaza que el régimen republicano suponía para los privilegios de la oligarquía, ella queda limpia de polvo y paja y todo el peso de la culpa recae sobre el otro bando. Esta cómoda postura, útil pero nefasta para una futura convivencia, se adoptó a pesar de que algunos dirigentes de la II República reconocieron, vista la debacle, que tenían por lo menos parte de responsabilidad en lo ocurrido. Pero esa vía se taponó enseguida y hasta se arrinconó y despreció a aquellos “republicanos” cuyo testimonio emborronaba la imagen idílica que se quería dar de la República y del Frente Popular.Al presentar la guerra como un enfrentamiento entre el fascismo y la democracia, el drama se reduce a un guión de buenos y malos, y en él la izquierda se reserva naturalmente el mejor papel, el de héroe de la luz y víctima de las tinieblas, representadas éstas por una derecha nacida en las cavernas de la España negra. Ese cliché no es más que un destilado de la propaganda que hizo de sí misma la II República y de la que pergeñaron los comunistas para el Frente Popular[4].
Sólo por eso debería sospecharse que se halla tan cerca o tan lejos de la verdad como la propaganda del bando franquista. Sin embargo, en el extranjero, donde prendió con facilidad en gran medida porque el mensaje entroncaba con una visión tradicional que se tenía de España en Europa[5], sigue siendo “la verdad” para el grueso de la opinión. Y aquí se ha transmitido y difundido tanto que hasta quienes bajo el franquismo considerábamos la guerra como un episodio revolucionario, desgraciadamente fracasado, terminamos por hacer nuestra esa versión light[6].Y es que esta “narración narcisista” le ofrece al consumidor de izquierdas una mercancía irresistible: un abono para uno de sus mitos básicos, el de su superioridad moral. Y esa superioridad, que queda patente si defendió al “gobierno elegido por el pueblo” frente al fascismo, es mucho más discutible si potenciaba una situación revolucionaria y se proponía eliminar al “enemigo de clase”.

La legitimidad de la izquierda gana puntos con la primera versión y los pierde si resulta que, como muestran Moa y otros autores, es más cierta la segunda. Los comunistas de la época explotaron a fondo el valor propagandístico del cliché y continuaron haciéndolo bajo el franquismo. Pero le presta servicios a toda la izquierda. El esquema lleva en su reverso un retrato del “otro” como destructor de la democracia, y es por tanto una buena carta para guardarse en la manga. Su valor debe ser alto, pues hay toda una cohorte de historiadores e intelectuales dedicados a conservarla en perfecto estado, haciendo incluso como que la limpian de mitos y falacias[7].

Merced a esta engañifa, la izquierda cubre sus raíces antidemocráticas y quita las manchas que ha dejado en su currículo la represión ejercida por el bando frentepopulista. La bondad de los fines –la democracia-, así como la maldad, en los fines y en los medios, del bando opuesto –el fascismo-, disculpan los desmanes.
Se produce así una asimetría peculiar: las salvajadas de la izquierda se presentan como casos particulares, atribuibles a pequeños grupos y a individuos, y nacidos de la justa “ira del pueblo”; las de la derecha se consideran la marca de la casa, y la responsabilidad se transfiere a todo el grupo, a una derecha de incorregible naturaleza represiva y brutal. La versión light de la guerra, que es la que ha acabado por ser La Versión, y lo seguirá siendo si los libros de Moa, César Vidal y otros no lo remedian, da, pues, frutos muy dulces para la familia de la izquierda, y esos son los que pescan mis amigos y conocidos en el estanque del pasado mítico. Pero si no dejan de acudir allí es porque no disponen de otras aguas mejores ni más productivas. Porque la izquierda española no ha querido construir su identidad y fundar su legitimidad sobre cimientos distintos a los que proporciona ese pasado falso.

Claro que, ¿hubiera podido? Compensar una frustración para los de izquierdas “de toda la vida”, los trece años y pico de gobierno socialista han sido un trauma difícil de manejar. La llegada de los socialistas al poder fue la llegada de la Izquierda al poder, el sueño hecho realidad que despertó en ellos, y en otros muchos, una euforia y unas expectativas grandiosas. La caída desde aquellas alturas a la realidad del felipismo, con su traición a las grandes promesas, su reguero de ineptitud y corrupción, su actitud antidemocrática, su asalto al Estado de Derecho, su recurso al delito y al crimen, era tan brutal que mucha gente se quedó en Babia, incapaz de asimilar lo que estaba pasando. ¡Todas aquellas fechorías se estaban haciendo en nombre de la Izquierda!El comportamiento de los socialistas en el gobierno generó confusión y desarraigo en la familia. La imagen y la identidad de la izquierda española zozobraban; por el medio, la caída del muro de Berlín y la constatación a plena luz del fracaso del socialismo, sumían al grueso de la Izquierda en su peor crisis de identidad.

Pero estas experiencias no condujeron al colectivo a ningún autoexamen relevante. Unos pocos individuos lo hicieron, mientras que otros, la mayoría, capearon el temporal como pudieron y en cuanto pasó, salieron del escondrijo con un gran deseo de olvidar lo ocurrido.La recuperación de la “narración narcisista” de la guerra civil, con su secuela sobre los crímenes del franquismo, los propulsa hacia atrás, al “antes de”, al momento en el cual las cosas estaban claras y los valores de la izquierda aún brillaban impolutos. En lugar de reflexionar sobre la experiencia más reciente, se salta sobre ello y se regresa al pasado lejano. La llamada recuperación de la “memoria histórica” es el regreso a los momentos estelares de la Izquierda y a los tenebrosos de la Derecha Es una huida hacia atrás que sirve finalmente para huir hacia adelante.

Algunos de los valores que la izquierda española se atribuye, y que han sufrido desperfectos, mejoran al pasar por ese túnel del tiempo. ¿Qué el felipismo dejó en entredicho la superioridad moral de la izquierda y la solidez de sus convicciones democráticas, de las que tanto había presumido y presume? Pues ahí están la guerra civil y el franquismo en los remakes de Paul Preston y sus discípulos, para reparar los daños y subirle la moral y la fe al creyente atribulado.

Ya no puede decirse que la izquierda tenga, como siempre se ha jactado de tener, la exclusiva del progreso y la modernidad: España se ha modernizado tanto bajo el PSOE como bajo el PP; es más, con la izquierda el país se sumió en una grave crisis económica, que se remontó exitosamente con la derecha. Pero la idea de que ésta puede gobernar eficazmente es indigerible para quienes se han criado en el dogma de la absoluta incapacidad, ineptitud e incompetencia del “otro”[8]. Regresar a la II República, que se publicitaba a sí misma como introductora de la civilización en España, rescata esa imagen de la izquierda –que considera a la República como propiedad suya- como poseedora de la llave del Progreso. El drama de la izquierda española es que ha continuado ofreciendo como valores exclusivamente suyos aquellos que ella misma ha pisoteado y que la realidad se ha encargado de desmentir. Y en lugar de renovarse o refundarse, se ha refugiado en la negación y se ha contentado con operaciones de maquillaje. Vuelve a las viejas raíces de su identidad porque las más recientes están podridas y porque ha sido incapaz de dar una imagen que no sea en negativo: que no se defina primordialmente por oposición al “otro”. Volver al pasado heroico ayuda a mis amigos y conocidos a compensar la frustración creada por tantas traiciones, fracasos y naufragios. Es una terapia excelente.

En el mismo tour regresan al año cero de la Transición, un proceso que también los dejó frustrados porque no sentó al franquismo en el banquillo, y redescubren que tuvo “errores”, la “amnesia” entre ellos. La tara fundamental de la joven democracia española no son entonces los desastres que resultaron de la apropiación patrimonial del Estado por el felipismo, sino la pervivencia de residuos del franquismo. Se desplaza la atención de los defectos que trajo consigo el antifranquismo a los que trajeron los franquistas y perpetúan sus sucesores “naturales”. Y a todo esto, no se preguntan como es que la izquierda, a lo largo de sus trece años y pico en el gobierno, no enmendó los errores ni erradicó los defectos, no compensó como es debido a las víctimas, no recordó más a los exiliados, no excavó todas las fosas y no buscó a los “desaparecidos”. La memoria es selectiva. El miedo y la pereza ¿Qué pasaría si estas personas de las que hablo aceptaran que sus ideas sobre la guerra civil estaban equivocadas? Si esas ideas no fueran aún tan importantes para la imagen y la autoestima de la izquierda y de ellos mismos, no pasaría nada. Podrían seguir siendo de izquierdas y reconocer que la República y la guerra no fueron como se las contaron. De paso, entenderían por qué el régimen franquista duró lo que duró y tuvo el apoyo social que tuvo.

Pero cuando se descubre que uno estaba no sólo equivocado sino engañado, y que la gran epopeya es, en realidad, la gran mentira, entonces puede pasar mucho. Uno puede empezar a preguntarse por qué la tribu persiste en la mentira y acabar preguntándose si no hay en ella una inclinación irresistible a la falsedad, una “inveterada deshonestidad en las relaciones con lo verdadero,” como dice Revel, “secuela de la educación totalitaria del pensamiento”[9].

Uno tendrá, con seguridad, desavenencias y discusiones amargas, en las que será arrojado más de una vez al basurero de la derecha cuando no al lodazal fascista; se convertirá “objetivamente” en enemigo. La familia de la izquierda, que se cree moral e intelectualmente superior a todas las demás, reserva para el que se sale del redil los dardos más venenosos. Y sus miembros lo saben. Por ello, entendería que mis amigos y conocidos tuvieran miedo a discrepar en una familia tan ferozmente sectaria y miedo a una soledad ignominiosa con el sambenito de “se ha vuelto de derechas” colgado del cuello.

No obstante, pienso que si llegaran a convencerse de la falsedad de sus ideas sobre la guerra civil, su sentido ético les haría sobrellevar esos temores. Pero el caso es que no las van a remirar siquiera. La mayoría, no. Para que se pusieran a ello tendrían que curarse de un mal común en la familia: la pereza intelectual. La izquierda es tan autocomplaciente, su autoestima alcanza tales cotas, que perteneciendo a ella uno se acostumbra a no esforzarse demasiado. Hacerse de izquierdas es como sacar plaza fija en el templo de La Verdad. Basta con “ser de” para sentirse bendecido e iluminado para siempre. Y no hay que salir nunca al exterior. La verdad no está jamás “allí fuera” sino siempre “aquí dentro”.

El silencio de mis amigos ante las tesis de Moa obedecía a ese mecanismo. No despertaban su interés porque no había ningún interés. En el lugar donde debía estar en ellos el interés había un agujero negro que, como los que se detectan en el cosmos, era resultado de una concentración tremenda de materia. La Verdad ocupa mucho, lo ocupa todo; estar convencido de poseerla crea un lleno total. Es ese lleno lo que les hace enorgullecerse de no haber cambiado “de cabeza” en treinta años, lo que les quita el apetito y les lleva a colgar el cartel de completo a la entrada de la mente. El lleno produce el gran vacío: el desinterés, la ausencia de curiosidad. Así que los campeones retóricos de la desmistificación no quieren desenmascarar sus propias falsificaciones. Resulta demasiado costoso en todos los sentidos. Es probable que de hacerlo se quedaran sin techumbre, y hasta sin cimientos.

Y mis amigos, algunos ya ex amigos, no están para esas aventuras; prefieren envejecer en la tribu, apechugar con sus tropelías y justificar sus fracasos. Se han resignado al fracaso, han hecho de él una ética y una estética que borra todos los errores, como un quitamanchas. Y prefieren vivir abrazados a la mentira, agarrados a ella como a un salvavidas, aunque los mantenga a flote en un mar muerto. Bueno, allá ellos, puede decirse. Pero a ese allá ellos debe añadírsele un “allá nosotros”, pues la mentira sobre la guerra civil que contribuyen a alimentar y a transmitir, echa su aliento destructivo sobre el presente. De ese pasado falso siguen bebiendo la política y el talante de la izquierda. El afán de deslegitimar a la derecha, como si sólo la izquierda tuviera títulos para gobernar, y el recurso a “la calle” como verdadera voz del pueblo frente al parlamento, introducen anormalidades en la democracia española, que ya se dieron con nefastas consecuencias durante la II República.

El desentierro de parte de los muertos, presentándolos como únicas víctimas, la tendencia a resucitar la división en bandos irreductibles, todo eso, en fin, que forma parte hoy de la estrategia de la izquierda es material potencialmente explosivo. Mientras la izquierda no acepte con todas las consecuencias la coexistencia y la alternancia, y el gobierno de la mayoría cuando no sea el suyo, tendremos una democracia con pocos demócratas, del mismo modo que tuvimos una república con pocos republicanos[10]. Y esto es aún más peligroso cuando se afronta el desafío del nacionalismo totalitario.

Bien, ahí está la opinión de una persona de izquierdas "de toda la vida". Por mi parte, no sigo comentando mas.
Como siempre, os dejo dos vídeos. Uno es sobre hechos del Frente Popular, asesinos profesionales y vocacionales, el otro es la entrevista que se le ha hecho recientemente a Cristina Losada y otro personaje de "izquierda de toda la vida". Os animo a verlos. Quizás, solamente quizás, haya aún alguna persona de "izquierdas de toda la vida" que desee despojarse SIN PEREZA de sus clichés y se decida de una vez a pensar, razonar y valorar por sí mismo y no dejar que el "Comiterm político" piense por él.



Entrevista a Cristina Losada

domingo, 23 de noviembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA II

Se comienza quemando libros y se termina quemando a los autores de esos libros. Es una práctica sabida, nada nueva. Es la práctica habitual, de manual, de los nazis, de los bolcheviques, de los extremistas, de los que se les llena la boca dando lecciones de democracia, de defensa de los derechos humanos, de defensa de la libertad.

Digo ésto porque en la persona de Cristina Almeida, político de extrema izquierda, político del Partido Comunista de España, trasvasada mas tarde al PSOE, han salido esas típicas frases de la izquierda mas radical, de esa izquierda de los años 34, de la izquierda que dio lugar y originó el enfrentamiento entre españoles en la Gerra Civil.

Y este personaje, revistido de palabras muy humanoides- que no humanas- se ha destapado como lo que es, como lo que son todos esa izquierda tradicional, esa izquierda que con cientos de millones de asesinados a lo ancho y largo del mundo, aún no ha pedido perdón por su historia sangrienta, no han realizado jamás ningún análisis crítico y por el contrario, se alzan desde la sangre de sus asesinados, señalando con el dedo a aquellos que no piensan en su línea: pensamiento único.

Pero es que Cristina Almeida además, miente. Ella mejor que muchos españoles sabe de primera mano la realidad de lo que fue el Frente Popular. Lo sabe por su padre, por su tío, por su familia mas cercana, los cuales sufrieron en propias carnes el odio cainita de las gentes del Frente Popular. Ella, menos que nadie, puede mantener que la República fue un oasis de democracia. Ella, menos que nadie, puede mantener que la República no fue la causante de la Guerra Civil. Ella, menos que nadie, puede decir que fue una guerra de fascistas contra demócratas. Ella sabe directamente, por su padre, por su tío, por su familia, que la guerra se produjo cuando la República terminó con la democracia al impulsar el PSOE y partidos frente populistas, el golpe de Estado contra el Gobierno Central en el año 34. Tras aquello, todo vino rodado, vino solo.

Os dejo un texto del padre de Cristina Almeida publicado en "Hoy" del asalto por milicianos frente populistas, de la cárcel de Badajoz. Y luego que Cristina Almeida nos venga contando mentiras sobre la República, sobre el Frente Popular. Al mentir, está llamando mentiroso a su propio padre, a su propio tio, a su familia que vivió y sufrió en propias carnes el odio de la izquierda de siempre.

"El padre de Almeida relató en "Hoy" el asalto a la cárcel de Badajoz en 1936
En Badajoz ocurrió un suceso que de haber tenido éxito hubiera quedado registrado en las páginas más negras de nuestra Historia.


L D (
Pedro de Tena) Fue el intento de asalto a la cárcel donde estaban ingresadas más de doscientas personas detenidas en virtud de la proclamación del Estado de Alarma dictado por el gobernador civil Miguel Granados. En la noche del día 5 de agosto varios cientos de milicianos armados se dirigieron a la cárcel, situada en el antiguo Palacio de Godoy e intentaron acceder a su interior para asesinar a los prisioneros.
Afortunadamente su director Miguel Pérez Blasco, ordenó cerrar las puertas del centro y organizó la defensa en la que colaboraron algunos prisioneros de confianza y la guardia que prestaba servicio de seguridad, con lo que finalmente, debido a la resistencia encontrada y la afortunada llegada de una sección de Asalto que los puso en fuga, se pudo evitar una masacre.
En el interior de la cárcel se encontraba preso Manuel Almeida Segura, padre de la que fue diputada comunista doña Cristina Almeida, que como se ha dicho, estaba detenido y que poco después se alistó en la Legión incorporándose en la Columna de la Vida, llamada también Columna Madrid, colaborando como corresponsal de guerra del Diario HOY. En ese periódico el propio padre de Almeida escribió una crónica que narra cómo se vivió dentro de la prisión este ataque: “El día 5 de este mes, aproximadamente a las nueve de la noche, cuando empezábamos a cenar, sonaron los primeros tiros. No sabíamos de qué se trataba. Nos alarmamos al principio y enseguida se corrió la voz: “Quieren asaltar la cárcel” “Quieren asesinarnos a todos”. Efectivamente, así era. Cerca de 500 milicianos, mejor sería llamarles asesinos, decidieron acabar criminalmente con los indefensos hombres que allí estábamos. Iniciaron su ataque con todo brío, haciendo enorme cantidad de disparos y se valieron, para poder conseguir sus objetivos, de toda clase de bajezas, hasta el punto de acercar a la puerta de la prisión una ambulancia de la Cruz Roja, pidiendo que se abriera la puerta para recoger a un Oficial de Prisiones que había sido herido. El momento fue de extrema gravedad. Se llegó a pensar en sacar al herido, pero pronto se descubrió la estratagema, porque desde la supuesta ambulancia partió gran cantidad de disparos.La defensa que desde la cárcel se hizo fue verdaderamente heroica y de ella merece párrafo aparte “nuestro director”, el Jefe de la prisión don Miguel Arias que personalmente y con gran eficacia cooperó a la defensa de nuestras vidas, haciendo más de doscientos disparos. Más de dos horas duró el tiroteo y durante todo este tiempo no dejó de funcionar el teléfono, pidiendo al entonces gobernador civil el envío de fuerzas que vinieran a auxiliar a los defensores, que veían cómo se iban agotando las municiones. Con el director cooperaron, entre otros detenidos, don Alfonso García Larrubia, Cortés y David (de éstos no conozco sus nombres completos) que expusieron valientemente sus vidas para salvar las de los demás detenidos."

Bien, ahí tenéis el testimonio de primera mano del padre de Cristina Almeida, ahí tenéis como se relata el intento de asesinato de hombres indefensos encarcelados. Ahí se os deja un testimonio de cómo eran y son los "quema libros", esa izquierda que enarbola sin que se la caiga la cara de vergüenza, la bandera del pacifismo, de la democracia, de la justicia, de la libertad.

Como os dije en el primer capítulo de este apartado, deseo que las palabras vayan acompañadas de imágenes. La imágenes, los vídeos no mienten. Ahí tenéis de nuevo otra muestra de lo que fue el PSOE en la República, junto a Partidos radicales de extrema izquierda. Ahí os dejo para que lo valoréis, lo que fueron las milicias del Frente Popular.
Continuaré con el vídeo donde Cristina Alameida- la quema libros- donde dice que le gustaria quemar libros de historiadores- como César Vidal- que han demostrado y demuestran las falacias y las mentiras de la izquierda al hablar de la República y de la Guerra Civil.
Para terminar, os dejo un vídeo donde César Vidal- el "quemado" por la izquierda representada en la persona de Cristina Almeida- contesta a esta político del PSOE actual.



Esta es la izquierda: pensamiento único y para empezar, a quemar libros. Luego....


Y ahora la contestación a Cristina Almeida del "quemado", la contestación del historiador Cesar Vidal

sábado, 22 de noviembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA I

Con este nuevo apartado que presento hoy, pretendo no dar la espalda ni ir contra la suicida moda impuesta por el Presidente Zapatero, de dar cuerda al reloj hacia atrás con la llamada Ley de Memoria história y volver a uno de nuestros peores pasados: la Guerra Civil española.

En el lugar de Zapatero, jamás hubiera sido tan insensata, tan suicida,tan sectaria como para dar cuerda al reloj y situar a la sociedad actual en la época de sus abuelos para, como una caja de Pandora, sacar de sus tumbas a los muertos y cons sus huesos empleados como armas,volvernos a enfrentar unos contra otros.

Pero gracias a Dios no soy Zapatero ni Zapatera. Lo que sí soy es una ciudadana combativa en defensa de la verdad, enfrentada al sectarismo y a la demagogia. Así pues, no voy a decir eso que suele decirse por casi todos los votantes del PP:"Mejor dejar el pasado y no removerlo". Es absurda esa afirmación porque el pasado ya está removido y con las peores manos: la radicalidad.
Así pues frente a la radicalidad, la razón. Frente a la demagogia, la documentación, frente al revanchismo, información.
No, ahora soy yo quien no quiere volver la cabeza y dejar hacer como si el avispero no se hubiera removido. El avispero está revuelto y frente a él, voy a estar. Para información de gentes que me visiten y no sepan todo o lo que saben, lo sepan de forma sesgada. Para dar campo a la inteligencia individual de cada uno y ante cosas que oiga de gentes con los cuales no ha estado de acuerdo, al menos tenga un punto de vista razonado y se interese en comprar libros de la época, leer documentación y dejar de ser- como ahora son- muñecos maleables en manos de gentes interesadas tan solo en ellos mismos, en sus sillones de poder y poder utilizar la desinformación, como primera fila de enfrentamientos, de los cuales ellos, tan solamente ellos, sacarán provecho.

Este apartado intentaré que sea a base de vídeos. Comienzo con uno con imágenes de la época, del año 34. Y continúo con otro actual, con debates en libertad y como protagonistas, historiadores de reconocido prestigio.

Os animo a verlos. Nunca debe olvidarse que la mejor arma del poder demagógico es la desinformación. La cultura, la información, es lo que hace al ciudadano, ciudadano libre y como tal, exigente para sus gobernantes y absolutamente independiente para poder ser manejado como un muñeco cualquiera.


martes, 18 de noviembre de 2008

HISTORIA DE LA BANDERA DE ESPAÑA

"La izquierda tiene alergia a la historia, al himno y a la bandera de España" José María Aznar.

La manipulación que la izquierda hace de la Historia de España ha creado un complejo en la derecha, que se ha sumergido en una discusión innecesaria y falsa sobre el escudo y emblemas nacionales. A continuación se va a mostrar cual ha sido el escudo oficial de España en su historia.

Reunificación de Reinos de España

La antigua Hispania romana se había constituido como nación independiente de Roma desde el año 410 d.c. con la llegada del rey visigodo Ataulfo y la caída del imperio romano, a partir de entonces comienza la denominación de la llamada "España" cristiana.
En el 711 d.c. los musulmanes invaden la península ibérica, denominándola Al-Andalus y España es sometida al yugo musulmán perdiendo su identidad.
En el año 718 d.c., en rebeldía a los musulmanes, Don Pelayo gana la primera batalla en las cuevas de Covadonga y alza su brazo enarbolando una cruz cristiana como símbolo de la victoria. Comienza la reconquista de España y se funda el Reino de Asturias cristiano e independiente de los musulmanes.
En 1492 los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón reconquistan el último reino musulmán, Granada. Comienza el sueño de recuperar la unidad nacional y se reunifican todos sus reinos independientes Castilla y León, Aragón y Navarra, no se podrá unificar Portugal que permanecerá independiente. El nuevo reino reunificado vuelve a llamarse España como en tiempos visigóticos.


El escudo de España con los Reyes Católicos

Los Reyes Católicos crean el emblema de España, este será su estandarte y pabellón real
Símbolos del Escudo
El escudo se compone de los siguientes símbolos:

- Águila de San Juan, representa la evangelización de San Juan Evangelista y que España intentó llevar a las Indias y a todos sus territorios cristianos

- Yugo y las Flechas, representan a Isabel y Fernando, son sus emblemas personales.- Corona Real, representa a España como reino.


- Emblemas de los Reinos de España reunificados: Castilla, León, Aragón, más adelante Navarra y también Granada simbólicamente.


Se añadirían al escudo real y estandartes reales en tiempos de Carlos I de España y V de Alemania:


- Las Columnas de Hércules coronadas y envueltas con el lema "Plus Ultra", que significan que existe el "más allá" del mar, antes del descubrimiento de América se decía que no había nada más allá del mar "Non Plus Ultra". El símbolo del dinero $ que creemos tan americano no es más que una representación de las monedas españolas en tierras americanas que llevaban las columnas de Hércules con su lema "Plus Ultra".


En el escudo de la Segunda República se eliminan y modifican ciertos símbolos:

- Se elimina el Águila de San Juan por ser un símbolo cristiano
- Se eliminan las coronas de las columnas de Hércules, por ser de la Casa Real


- Se modifica la corona real y se transforma en corona mural. Se deja a los reinos tradicionales de España sin corona real.


- Se modifica la disposición de los reinos de España, modificando la heráldica tradicional.

- A veces se añaden lemas como Libertad, Igualdad y Fraternidad, lemas de la revolución francesa y de su república. También lemas de la francmasonería.

Escudo del Estado Nacional de Franco 1939-1975


- Se devuelve al escudo nacional todos los símbolos de la corona, cristianos e históricos. También se restablecen los colores históricos de la enseña nacional rojo y gualda.
- Se agrega el lema "Una, grande y libre" denominación que hacía de España el político Ramiro Ledesma Ramos (asesinado en Paracuellos). El lema se convirtió en el grito común de los nacionales en la Guerra Civil.

Constitución Española de 1978


El primer ejemplar de la Constitución Española firmado por el Rey Juan Carlos I de España conserva todos los símbolos nacionales y el águila. La Constitución de 1978 no hace referencia al escudo nacional pero sí establece los colores rojo y gualda de su bandera.
Ley 39 de 1981,modificación del escudo
En el 1981 el gobierno de España, a través de una ley orgánica, modifica los emblemas nacionales.

- Elimina los símbolos cristianos históricos pero respeta los reales. A pesar de ello la corona de España conserva una cruz católica ya que las coronas reales españolas siempre llevaron una cruz. Todos los reyes españoles fueron coronados bajo el lema "Por la Gracia de Dios".
- El escudo resultante es muy similar al de la Segunda República, vuelven a colocarse los emblemas de los reinos de España con la misma disposición que en la Segunda República, rompiendo la heráldica tradicional del escudo.

- Se cometen errores heráldicos, para incorporar al escudo los símbolos borbónicos, las tres flores de lis. Símbolos históricos de la monarquía francesa unida a la española.

"Cada país tiene dos historias, la oficial y la verídica"
Defendamos nuestros símbolos y nuestra historia y no dejemos que la mentira se instaure como la verdad oficial.
¡¡Siente orgullo de ser español.¡¡
¡¡Trabaja por España¡¡
¡¡Defiende tu patria y cuidala¡¡

El escudo con el Águila de San Juan no es el escudo inventado por Franco ni franquista ya que en 1492 Franco no había nacido.

No es un escudo anticonstitucional, ya que la Constitución no establece escudo alguno. El primer ejemplar de la Constitución porta el águila de San Juan. En todo caso, el escudo con el águila es el escudo tradicional histórico de España que representa la cristiandad de nuestra nación y a sus Reyes Católicos.


El actual escudo está establecido simplemente por una ley orgánica que podría ser modificada por cualquier gobierno sin necesidad de modificar la Constitución. Por ello, el escudo actual no es constitucional, sino simplemente el institucional del Estado.

Esta bandera es completamente preconstitucional,
ya que no respeta los colores rojo y gualda que establece la Constitución de 1978. Además elimina en su escudo los emblemas de la casa real. La Constitución establece que España es una monarquía parlamentaria.