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QUE SOMOS LOS PEONES NEGROS

domingo, 3 de febrero de 2008

MADURAR y GRITAR ¡LIBERTAD¡


Decimos todos los que estamos en primera línea de movilización ciudadana frente a la peor de las legislaturas de toda la democracia, que no entendemos cómo es posible que el pueblo español no reaccione, que no se mueva, que parezca dormido, que pase de todo y sólo vea lo inmediato, sin calibrar mas allá del presente. Que su inmediatez sea “una cerveza y otra de gambas”.

No. No lo veo así. Al pueblo español, como al niño, le hace falta madurar, ser responsable de sus decisiones, de sus acciones y asumir las consecuencias.
Al pueblo español lo veo como el adolescente que sabe que puede hacer en cada momento lo que quiera sin preocuparse de mucho mas, porque está papá ahí para echarle una mano, ayudarlo ante las equivocaciones y proveerle de comida, ropa y vivienda, con la seguridad de que ese sistema es permanente y no cambiara. El pueblo español no es democrático y como el adolescente, no es maduro.

El pueblo español ha estado durante años confiando que el papá Estado le provea de la medicina, de la enseñanza, de su jubilación, de sus vacaciones, del paro en períodos de desempleo y en la confianza de ser un sistema inamovible, seguro y sin grandes preocupaciones mas allá de las que, como el adolescente, le vienen por la lógica del propio crecimiento.

Pero el pueblo español no se ha dado cuenta aún que es un huérfano completo. De padre y madre. Que o crece rápido o caerá en manos de los vendedores de sueños, en manos del trapisondista de turno, en manos del tahúr tabernario, del explotador bajo apariencia paternalista, en manos de la esclavitud dorada bajo la promesa de sentarlo en la mesa de invitados una vez cada cuatro años y hacerle pensar que es dueño de todo lo que sus ojos abarcan, incluido el propio explotador. ¿Cómo no dormirse la siesta, sentarse bajo un pino, berberse junto a la compañera una cerveza y dejar pasar los días y las horas en un duermevela felizmente mortal? Está en la época de días de vino y rosas, la época de las eternas vacaciones estivales del quinceañero descubriendo la vida. Está en la hora de sueños de humo.

El pueblo español aún no se ha dado cuenta que es huérfano, tiene que madurar con rapidez, que tiene que buscarse su comida, vivienda, seguro social y de jubilación, con trabajo, esfuerzo y muchas penurias. Que tan sólo por el camino de ese trabajo, de ese esfuerzo es como realmente será libre, sin esperar a que otros le regalen graciosamente algo que de por sí ya tiene, es suyo. Por el contrario, exigir frente a los que por intereses muy personales, le escamotean sus derechos, su propiedad, sus decisiones, engañándolo, haciéndole creer que todo lo que le da es por la bondad propia y su buen hacer, no por el buen hacer y el derecho del pueblo.

Como el adolescente, el pueblo español tiene que a base de golpes, crecer. A base de equivocaciones madurar y no esperar nada de nadie salvo de sí mismo, la conciencia de ser ciudadanos con los derechos que por su trabajo le son propios, que no regalados. El pueblo español ha cerrado durante muchos años los ojos ante una realidad que no gustaba, pero que creía no concernirle directamente. Ya estaba el papá de turno, vía políticos, para solucionar el problema, sin aplicar el suficiente juicio como para darse cuenta que nadie soluciona problemas de nadie, salvo uno mismo.

Es hora de madurez. Es hora de afrontar la realidad. Es hora de dejar la infancia atrás. Es hora de saberse solo y depender de uno mismo y de las decisiones propias, sin mas. Es hora de estar en la primera línea, como el ser humano en su plenitud. Es hora de exigir, no de confiar. Es hora de dejarse de buenismos y de exigir derechos. Es hora de incluso afrontar pasar penalidades, pero sabiendo que tras ellas está el futuro del hombre libre, de las consecuencias de esas decisiones y de la libertad no regalada, sino conquistada. Es hora de echar de la tierra propia a los usurpadores, a los okupas y hacerse cargo de la misma, aunque se tenga que dejar en barbecho durante un período para su recuperación, tras la explotación sin medida ni piedad.

Es la hora. No es mañana ni pasado mañana. Hoy es el día, el momento. Hoy es la entrada en el discernimiento y al depositar el voto, hacerlo no tanto por las promesas de humo de hacedor de juegos malabares mientras nos roba la casa propia, nuestros campos, nuestra libertad. Por mucho que nos haya sentado a su mesa una vez cada cuatro años, nos haya lavado incluso los piés lleno de soberbia sencillez como al mejor de sus invitados y nos haya hecho creer que sin él y su cohorte de chupasangres, la hacienda y junto a ella los trabajadores, se hunden en la miseria.

La miseria y la grandeza la tiene el ciudadano cuando adquiere conciencia de su ser, de sus derechos y obligaciones. Es en ese momento, tan sólo en ese momento, cuando la adolescencia queda atrás, el hombre nace, sacude las cadenas del explotador que le mantienen atado a una propiedad que siendo suya, le han engañado hasta hacerle creer de ser tan sólo un asalariado.

No. El pueblo español no es democrático. El pueblo español necesita madurar. El pueblo español será un pueblo completo cuando vote con la razón, con el análisis de la situación y deje de actuar al igual que el adolescente, por impulsos, por las vísceras.

Confiemos que el 9 de marzo, en las elecciones, el pueblo español de una muestra de madurez y sepa expulsar del paraíso que se ha diseñado para él mismo, a Rodriguez, alias ZP. Si no es así y sigue votando a la miseria moral, a la radicalidad, a la explotación, actuando por impulsos como el 14 de marzo de 2004, tendrá un largo período de sangre, sudor y lágrimas.

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